Todo ha cambiado en las últimas décadas, incluida la forma en la que invertimos nuestro dinero. Las nuevas generaciones enfrentan cada vez más retos para comprar un bien inmueble (aunque eso podría dar un giro en los próximos años, debido al cambio generacional de riqueza), pero también sus necesidades y costumbres de consumo e inversión son distintas a las de sus padres y abuelos, y eso también aplica para la compra de inmuebles.
El sueño cambió. De los hitos que solía tener una persona común hace 50 años (casarse, comprar un auto, una casa y formar una familia) pasamos a las ganas de conocer el mundo y vivir en otros países; a parejas diversas y formas de familia no tradicionales; a opciones de movilidad alternas al auto; a invertir en inmuebles no necesariamente para vivirlos, pero sí para generar patrimonio.
Los desarrolladores y las constructoras han entendido ese cambio en las nuevas formas de vida y han presentado proyectos de acuerdo a ese creciente sector de inversionistas. Entre esas propuestas ha crecido el modelo de renta vacacional en las grandes ciudades, ya no exclusivamente en playas o sitios turísticos.
Proyectos de inversión para renta vacacional en CDMX
La pandemia cambió las reglas del juego en muchos sectores e industrias, y para la inmobiliaria no fue distinto. La posibilidad de hacer Home Office por tiempo indefinido le permitió a millones de personas alrededor del mundo convertirse en nómadas digitales y trabajar desde donde quisieran. Mientras había departamentos y casas que se vaciaban, crecían las solicitudes de rentas temporales y rentas vacacionales.
La CDMX, acostumbrada a una población flotante que fluctúa constantemente, vio un incremento en la llegada de extranjeros durante 2021 y 2022, primero por una percepción de mayor libertad en cuanto a las estrictas reglas sanitarias en otros países y, posteriormente, debido a la buena reputación construida en redes sociales por los nómadas digitales y viajeros que le dieron una oportunidad a la capital del país.
Las zonas de la CDMX más beneficiadas por estos visitantes son las que han llamado la atención de empresas como Público que, después de incursionar con éxito en los espacios de coworking, ahora entra al sector de la hospitalidad con Casa Tezontle, un proyecto que mezcla un diseño moderno con la atención a las necesidades de los viajeros actuales.
En inicio, el proyecto es similar a cualquier preventa: se recauda inversión a través de compradores, quienes financian parte de la construcción al tiempo que se vuelven propietarios de una unidad cuyo costo es hasta 40% menor que los precios del mercado. Sin embargo, estos “departamentos” están pensados en su totalidad para albergar viajeros en estancias de corta, media y larga duración. El propietario rara vez pondrá pie en el edificio.
Lo que Público ofrece es administrar toda la propiedad, incluidas las reservas y los pagos de servicios derivados de cada unidad, mientras el inversionista puede estar tranquilo y recoger el fruto de su inversión tan pronto lleguen los primeros visitantes.
Como éste, otros proyectos se construyen y diseñan en este momento, pensando en atender las nuevas necesidades de los viajeros nacionales y extranjeros. Colonias como Roma, Juárez, Condesa y Cuauhtémoc son las que alojan estos proyectos de inversión debido a su alto potencial turístico.
Beneficios de invertir en proyectos de renta vacacional
Como dijimos al inicio de este artículo, las modalidades de inversión han cambiado de la mano de los nuevos inversionistas. Mientras que la compra de una casa tradicional puede “comprometer” la libertad de movimiento de aquellos que quieren viajar o vivir en cualquier parte del mundo, la posibilidad de invertir en proyectos como Casa Tezontle o Casa Arekk.su (otro de los desarrollos en los que incursiona Público) permiten seguir construyendo patrimonio sin ataduras.
El hecho de que una renta vacacional genere un ingreso constante también es atractivo, pues ayuda a pagar cualquier esquema de financiamiento del que se apoye el comprador, como un préstamo o un crédito.
Opciones como Público facilitan aún más la vida del inversionista, ofreciendo una administración integral y proyectos pensados al milímetro, desde la ubicación, las amenidades de la propiedad, el target al que están dirigidos y las opciones de servicios o comercios que acompañarán la experiencia del viajero.
La inversión inicial no es distinta a la que requiere la compra de un departamento tradicional, va desde cerca de los 3 mdp, dependiendo de la ubicación y el tamaño de cada unidad, y tiene otras ventajas, como enganches y mensualidades más bajas que aquellas que se suelen pagar por un crédito hipotecario de una cantidad similar. Todo esto aplica durante la construcción del proyecto.
De esta forma, se vuelve más accesible participar en este tipo de proyectos de inversión, seguir construyendo patrimonio y, al mismo tiempo, disfrutar de la libertad de movimiento que anhelan las nuevas generaciones.